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De Gloria En Gloria
LA SALVACIÓN DEL ALMA

por David W. Dyer
CAPITULO 3

LOS DOS ÁRBOLES

Por razones que  hemos estado tratando en los capítulos anteriores de este libro, Dios desde un principio deseó compartir Su propia vida con el hombre. Esto se evidencia por el árbol de vida plantado en medio del Huerto del Edén. Pero también había otro árbol que crecía allí, un árbol muy siniestro-el “árbol del conocimiento del bien y del mal”(Gen.2:9). Hemos inferido que el primer árbol simbolizaba la vida de Dios, pero qué acerca de este otro? Qué representa? Por qué Dios permitió que un árbol con capacidades tan devastadoras, creciera allí libremente disponible a Su nueva raza? Por supuesto, El les advirtió en lo concerniente a él. Su solemne palabra fue dicha claramente de modo que no hubiera posibilidad de equívoco. Sin embargo, también es igualmente claro que Dios les estaba permitiendo hacer sus propias decisiones en lo concerniente a su destino final. En Su infinita sabiduría les permitió tener libre albedrío. Si alguna vez ellos iban a entrar en el maravilloso plan para el que los había creado, sería porque ellos voluntariamente escogerían hacerlo, no porque fueran forzados a ello.

De modo que desde un principio Adán y Eva tuvieron la posibilidad de elegir. Ellos se encontraron entre dos posibilidades opuestas. De un lado estaba el árbol del cual podían comer libremente y del otro aquel del cual se les había ordenado no tomar. Mientras que ciertamente debió habérseles permitido no escoger ni uno ni otro, estos dos árboles con todo lo que representaban estaban siempre delante de ellos. Su ubicación, “en medio del huerto”, debió de haberlos hecho el foco de la atención. Consecuentemente, la decisión de comer o retraerse de comer probablemente nunca estaría muy lejos de sus pensamientos. Es interesante que estas mismas dos alternativas están disponibles a los hombres hoy. Cristianos y no cristiano igualmente están expuestos a diario a estas dos opciones y todo lo que conllevan. Aún cuando no hay dos árboles físicos delante de nosotros, lo que ellos representan está disponible abundantemente.  Por tanto parece importante que nosotros tomemos un tiempo aquí y examinemos juntos lo que estos dos árboles significan exactamente.
Ya que nosotros, tal como esta primera pareja, somos realmente confrontados a diario con esta elección, es esencial que entendamos lo que es. Aunque Adán y Eva pudieran haber sido inocentes y no totalmente concientes de todo lo que involucraba su decisión, nosotros no podemos aducir la misma excusa. Su propio ejemplo, combinado con toda la revelación de Dios desde ese tiempo nos provee amplia evidencia de lo que és el camino de Dios y de lo que estos árboles producen. Desafortunadamente muchos de los hijos de Dios ignoran estas cosas. Demasiados creyentes son completamente inconscientes del significado de estas realidades espirituales. Así fácilmente caen víctimas de las estratagemas del enemigo de la misma manera que Eva fue seducida (2 Cor.11:3). Con verdad dice la Escritura: “Donde no hay revelación (visión profética) el pueblo se desenfrena” (Prov. 29:18).
 
Me temo que el camino a todo lo que Dios tiene para nosotros esta esparcido de creyentes adoloridos, heridos y “muertos” que tropezaron cayendo en la zanja en la oscuridad. De alguna manera fallaron en ver a la luz de Dios cómo mantenerse en el camino angosto y fueron tomados cautivos por el enemigo.  Ya hemos examinado lo que se representaba con el árbol de la vida pero para muchos lectores algunas de sus consecuencias pueden no aparecer claras de inmediato.  Como hemos estado viendo, es posible recibir en nuestro ser la vida de Otro. Ya que este Otro es supremamente superior a nosotros mismos en toda forma, qué implica esto?  Cómo nos afectará tal cosa? Para comenzar parece lógico suponer que esta otra Vida, siendo mucho más grande que la nuestra, tendera a predominar. De hecho, querrá tomar posesión de todo.  Esto es por supuesto exactamente lo que Dios desea hacer. Una vez que Su vida está en nosotros, El tiene la intención de convertirse en el jefe (“Señor” es el término escritural).  Su voluntad es que  cada vez más  sometamos cada aspecto de nuestro vivir a Su autoridad. Leemos en las Escrituras que “en todo” El debe tener la preeminencia (Col. 1:18). De pronto encontramos que la independencia y “hacer lo que nos parece” no son más aceptables. Al abrir nuestro corazón a El nos hemos puesto en una situación en la que nos somos más nuestros.

Desafortunadamente mucha gente es “llevada a Cristo” sin tener esta comprensión tan básica. Se les habla a cerca de un Salvador pero no a cerca de un Señor quien debe tener dominio sobre ellos. Se les anima a aceptar los beneficios que Dios da sin ninguna advertencia a cerca del compromiso que esto involucra.  A demasiados hombres y mujeres se les insta a “venir a Jesús” sin siquiera insinuar que ello significa un cambio radical en el gobierno de sus vidas. Sin embargo, como estaremos viendo en el resto de este libro, este cambio no está solo disponible sino que es esencial. Esta vida a la cual hemos sido llamados no es solo una historia de la Escuela Dominical. Nos hemos involucrado con el Dios del Universo y entonces las implicaciones de este hecho son verdaderamente grandes.

Entonces, si una total sumisión a esta nueva Vida es la premisa central del árbol de Dios, cuáles serán las consecuencias  del otro? Para poder entender apropiadamente la respuesta a esto, primero debemos ver a otro ser que fue creado antes de la caída del hombre. Lucifer, en un tiempo quizás el ángel más encumbrado y santo es aquel de quien debemos hablar.  Todo lo que está simbolizado en el árbol que trae muerte puede verse que proviene de este ser.  Consecuentemente, para comprender plenamente este árbol y sus efectos desastroso, debemos tener también una  buena captación de quién es el diablo y cómo llegó a estar donde está hoy.

En el libro de Isaías descubrimos que este ahora caído ángel es referido como el “hijo de la mañana” (Is.14:12). Un título tal probablemente indica que fue formado durante las etapas más tempranas de la obra creativa de Dios. Posiblemente, él fue el primer ser jamás creado. Todavía otro pasaje enseña que él fue “perfecto” y hermoso cuando fue hecho (Ez. 28:12). Es probable que este ángel fuera el más poderoso, criatura supremamente atractiva hecha por Dios y que como tal, también fuera segundo solo después de Dios en la cadena de autoridad en el universo. Ahora la mayoría de nosotros probablemente pensaría que esta sería una bastante buena posición  que tener, pero en él había un ligero enojo. Este lugar encumbrado, en la misma presencia del Todopoderoso, traía consigo un requisito. El tenía que estar en cada detalle completamente sometido a Dios.

EL PECADO DE LUCIFER

Un día Lucifer empezó a notar su propia hermosura. Sin duda los otros ángeles realmente lo admiraban también.  El se daba cuenta plenamente que su poder e inteligencia eran incomparables entre ellos. En lo concerniente a sus muchas habilidades, no  conocía a ninguno más grande, fuera de Dios mismo. Su deseo de realmente engrandecerse y plenamente exhibir su grandeza lentamente comenzaron a crecer Así que pasaba el tiempo, la obligación de ser completamente obediente al Padre y usar su energía para sólo servirlo comenzó  a enfadarlo. Aquí simplemente no había lugar para la auto-expresión. Todos sus muchos talentos y tremenda creatividad estaban siendo desperdiciados al ser solamente un siervo. Cómo podría realmente ganarse el completo aprecio de los otros, que tan justamente merecía, bajo tan terrible esclavitud?

De modo que como todos nosotros sabemos, con algunos pensamientos semejantes corriendo por su mente, la criatura a la que hoy nos referimos como Satanás cayó en pecado. Creo que debe ser muy iluminador que nosotros entendamos cómo ocurrió esto. Lucifer no empezó cometiendo adulterio con su secretaria.  Inicialmente el no mató a alguien o robó a una anciana en la calle. No, ninguna de estas cosas que nos parecen “tan malas”, iniciaron su final.  Mas bien su primer acto pecaminoso fue algo que a muchas personas parece muy natural. El tomó una decisión –una decisión para llegar a ser independiente. El dijo: “Subiré”...  “levantaré mi trono”.... “seré semejante al Altísimo” (Is. 14:13, 14). Aquí él desechó toda restricción y comenzó a establecer su propia voluntad, rebelándose contra el Dios Todopoderoso. Este fue su mayor pecado.  Dejó su posición de total dependencia y sumisión a Dios y comenzó a ejercitar su propia voluntad buscando su propio placer. Por supuesto que el orgullo tuvo gran parte en esto. La mentira, el adulterio espiritual, el robo, el asesinato, todo vino como una inmediata secuela. De hecho todo lo que es contrario a la santidad de Dios llegó a ser suyo en este solo acto-rebelión contra la única autoridad verdadera.  Con todo esto en mente, podemos ahora comenzar a examinar el segundo árbol- el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Evidentemente cuando Adán y Eva fueron creados, les faltaba algo. No poseían la habilidad de discernir entre el bien y el mal.  Esto entonces les ponía en una posición en la que tenían que depender de Dios. Cómo examinamos previamente, en muchas formas ellos fueron hechos como su Creador, pero en esta área de hacer decisiones morales estaban obligados a depender de su guía y dirección. Sin embargo, no muy lejos de allí había un árbol que impartía conocimiento. Había otra “fuente”, otro “medio” operando en el universo y les estaba disponible. Aunque había sido vedado, tenía su representación en el Huerto del Edén. Probando de este árbol, los primeros hombres podían adquirir algo que no tenían-la independencia. Un bocado de esta fruta y no necesitaban más estar en una posición de sometimiento y dependencia. Ellos podrían ser como Dios.

TRES SENCILLOS ATRACTIVOS

Esta es entonces exactamente la tentación que engaño a Eva y corrompió a Adán. Cuando la serpiente vino a atraerlos y  hacerlos caer  en su red, lo hizo con gran sutileza. No hay duda que entendía completamente las consecuencias de comer del árbol equivocado .  Evidentemente ya había estado en el negocio  de inducir a otros seres a seguirlo en su rebelión de modo que tenía bastante experiencia. Así que habló  a Eva apeló a tres elementos de debilidad que todavía son prevalentes en la raza humana hoy. De alguna manera, él le reveló a ella tres cosas: número uno, este árbol  es  delicioso (el deseo de la carne); número dos, es extremadamente atractivo a la vista (el deseo de los ojos); y para terminar-número tres, tan solo un bocado de él te hará suficientemente sabio de modo que puedas ser independiente de Dios (el orgullo de la vida) (1Jn.2:16). Sólo un bocadito terminaría toda esta sumisión incómoda a Otro y le proveería lo necesario para dirigir su propia vida.  Interesante que son estos mismos tres atractivos los que usó para tentar a nuestro Señor  en el desierto.  No se usaron nuevas tácticas aquí. Primero, como Jesús tenía hambre, el diablo trató de hacerle satisfacer Sus propias necesidades convirtiendo piedras en pan.  (Por favor, recuerden que fue el Espíritu Santo el que lo había conducido aquí, por tanto era el Padre quien se responsabilizaba por  Su bienestar). Luego, trabajó en Sus ojos mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria en un momento del tiempo. Riqueza, honor y poder terrenal están libremente disponibles a cualquiera que realmente se afirme a sí mismo y los busque. Mucha gente en el mundo hoy y aún en la Iglesia está descubriendo el poder de la auto-afirmación. Por supuesto si esta es su inclinación caer de rodillas para adorar al enemigo de Dios, también es útil. Sin embargo, confío que él permita a cualquier cristiano que esté interesado pasar por alto esta formalidad (al menos externamente). Si sólo ellos usan sus energías para promocionarse a sí mismos y de esta manera construir el reino oscuro y egocéntrico del diablo, eso ciertamente bastará.

Por último, Satanás apeló al ego. El dijo algo así como: “Si eres realmente alguien grande  como dices serlo, pruébalo haciendo una gran exhibición que requiera la intervención angélica. Muestra a todo el mundo quien realmente eres. Muéstrate a ti mismo plenamente de modo que todos puedan admirarte. No te preocupes de este asunto de la dependencia de Dios, si tú realmente eres el Hijo de Dios (un mimado del Rey) debes ejercer algo de tu propia autoridad. “Haz algo realmente extraordinario para afirmar tu independencia y establecer tu propia calidad de persona” (Lc.4:9-12). Cuan agradecidos deberíamos estar que Jesús tuvo la fuerza para soportar esta tentación. El fue uno que estuvo verdaderamente sometido al Padre.  Cada aspecto de Su vida fue vivido en sujeción a la voluntad del Padre. La vida que El vivió, las obras que El realizó y aún las palabras que El habló estuvieron todas en perfecta armonía con las directivas de lo Alto (Jn. 14:10). El vino a esta tierra no para hacer Su propia voluntad sino la voluntad de Aquel que lo envió (Jn. 6:38).
 

Desafortunadamente Adán y Eva no poseían la misma fuerza de carácter. Su inocencia no se comparaba con la santidad de Cristo y así probaron ser inferiores al enemigo. Cuando se confrontaron  con la perspectiva de llegar a ser sus propios amos se abalanzaron sobre la oportunidad. Aparentemente no le tomó a la serpiente largos años para atraer y convencer a Eva. Una corta sesión de auto-expresión fue todo lo que se necesitó para persuadirla a violar el claro mandamiento de Dios y darle la espalda. Ella vio delante de ella, fácilmente a su alcance, la posibilidad de llegar a ser “completa”, independiente y auto-dependiente. Ella no se daba cuenta de que otros “beneficios” también venían en el mismo paquete. Dios con toda razón, les había advertido de no participar.

En el momento en que Lucifer decidió auto-afirmarse, se hundió en la oscuridad. Al colocarse en oposición a Dios, su naturaleza fue cambiada para ser todo lo que el Altísimo no era. El carácter benevolente de Dios, Su verdad, justicia, misericordia, santidad, amor, hermosura, majestad, etc. Tenían que ser resistidos en un ser que estaba en rebelión contra El. De modo que el carácter de Satanás se convirtió en la antítesis de todas estas cosas. Crueldad, odio, violencia, mentira, engaño, vanidad y mucho más llegaron a ser las marcas distintivas de su reino. Esta sola decisión de desobedecer cambió para siempre su naturaleza, de la gloria y  hermosura con las que fue creado a una llena de oscuridad y pecado.

Tristemente, nuestros primeros padres entraron en una experiencia similar. Su sola decisión de rebelarse también les costó caro. Mucha gente no se da cuenta del alcance de la caída de estos primeros dos.  Algunos, aunque admiten que la gente peca de cuando en cuando piensan que el hombre es básicamente bueno. En realidad el problema es mucho más profundo que eso. En el fondo el asunto consiste no en lo que hacemos sino en lo que somos. Cuando Adán y Eva tomaron de este fruto su misma naturaleza fue cambiada. Dejaron de ser inocentes. La predicción del diablo se había cumplido.  Ya no más tenían que depender de Dios para instrucción en lo concerniente a asuntos morales. Habían llegado a ser independientes- sus propios amos. Consecuentemente ellos también se hundieron en oscuridad y corrupción.

EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO

Creo que es importante que tomemos aquí un tiempo y analicemos el árbol del que provino este tremendo engaño. Primero podríamos notar que se trata de un árbol tanto del bien como del mal. La mayoría de la gente probablemente se imagina que es un árbol solo del mal y el otro árbol, el árbol de la vida, debe ser el árbol del bien. Sin embargo, no es ese el caso.  Aquí vemos que el conocimiento del bien está también en el árbol del cual Dios mandó a los primeros hombres no comer. Participar de el es pecado. Cómo podemos entender tal cosa?

Para comenzar debemos entender que el árbol que causa la muerte es principalmente un árbol de conocimiento.  Este no es simplemente un árbol del “bien y del mal” sino también un árbol que imparte conocimiento a aquellos que lo prueban. Su fruto tiene el efecto de conferir la habilidad de distinguir entre lo que estaba correcto y lo que estaba errado. Aquellos que participan de él pueden conocer por sí mismos la diferencia entre el bien y el mal. Este “conocimiento” capacita a los poseedores del mismo  a ser sus propios amos. Ellos pueden entonces determinar su propio curso en la vida. Es precisamente aquí que Adán y Eva ganaron su independencia. Con esta sabiduría y discernimiento, ellos podían analizar sus situaciones y conflictos, pesar las ventajas y desventajas de las opciones disponibles y hacer una decisión. Bien, uno podría preguntarse, que hay de malo con eso? El problema es simplemente lo que vimos al comienzo de este capítulo. Todo esto puede ser llevado a cabo en completa independencia de Dios. Tales decisiones pueden ser tomadas sin sumisión a, ni dependencia del Altísimo.

Cuando actuamos de esta manera, estamos siendo nuestros propios dioses. Estamos tomando el curso de nuestras vidas en nuestras propias manos. Estamos actuando de acuerdo a nuestra propia sabiduría y entendimiento. Esto por supuesto es solo natural. Todo el mundo lo hace. De hecho, desde la caída de Adán y Eva, ésta es la manera como todos los simples mundanos conducen sus vidas. Pero Dios está buscando a aquellos que retornen a Su intención original. Está queriendo encontrar a aquellos que no se apoyen en su propio entendimiento (Prov. 3:5). Su deseo es por aquellos que sean guiados, no a través de su propia inteligencia y sabiduría, no a través de su propia habilidad para decidir por sí mismos, sino a través de su comunión  con El mismo.

La intención para Adán y Eva era que llegaran a ser, como fue Jesús, una expresión viviente del Padre. Esta meta debía llevarse a cabo a través de la comunión con  y la sumisión al Padre. Comer del árbol de la vida hubiera traído Su propia vida dentro de ellos. De esta manera la manifestación de Dios en Sus vidas sería el resultado de su relación íntima con El.  Viviendo en compañerismo con el Padre, todos sus pensamientos, actitudes y carácter podrían infundirse en ellos. Esta relación de dependencia les haría entonces expresar Su piedad al universo. Sería un tipo de justicia “imputada” que sería exhibida a través de ellos pero no se iniciaba en ellos. En lugar de esta gloriosa posibilidad, sin embargo, ellos adquirieron un tipo de conocimiento que les permitía existir sin Dios, recibiendo simultáneamente todo lo que esto conllevaba.

Aunque el modo independiente todavía está abierto a cualquiera que lo escoja, los creyentes en Jesús son llamados a participar de otro árbol. Son llamados a entrar en una relación con su Rey quien los guiará. De hecho, El entrará en ellos y los guiará desde adentro.  El les proveerá de una sabiduría que no se origina en esta tierra. El puede dirigirles a hacer cosas que según el punto de vista humano no tienen sentido. El les hará vivir de una manera que tiene tremendo sentido según el punto de vista eterno pero que puede parecer ridículo a aquellos que dirigen sus propios senderos de acuerdo a los criterios de este mundo.  Ustedes ven, la sabiduría de este mundo, provista por el árbol de la muerte, es necedad para Dios (1Cor.3:19).

Puede parecer perfectamente lógico pero no toma en cuenta el punto de vista Divino. Pedro usando su propio intelecto y sabiduría le instaba a Jesús a no ir a Jerusalén y morir en la cruz (Mt.16:21-23). Cuan natural, y correcto parece esto desde una perspectiva humana! Sin embargo desde un punto de vista celestial fue el trabajo y la sabiduría de Satanás.  Se da usted cuenta cuan peligrosa es la sabiduría humana? Puede usted captar cuanta rebelión puede haber en nuestro propio uso del conocimiento  que adquirimos? Ni Eva ni Adán captaron. A ellos les pareció bueno y deseable. Se presentaba como algo liberador. Les proveía de los medios para ser independientes y autosuficientes. Cómo te parece a ti hoy día? Te atrae el pensamiento de ser algo o alguien? O te atrae el pensamiento de completa dependencia de Otro?

COMO USAMOS LA PALABRA DE DIOS

Mientras examinamos el conocimiento del bien y del mal, la habilidad para conocer lo verdadero y lo falso, debemos también hacer referencia al uso de las Escrituras. La Biblia nos fue dada por Dios. Cada palabra fue exhalada de Su boca (2Tim.3:16). Es provechosa para corrección, reprensión y entrenar en justicia. No podemos, y de hecho no desearíamos jamás debatir  este hecho. Sin embargo, también es verdad que las Escrituras pueden usarse equivocadamente. Por ejemplo, Satanás en su tentación de Jesús citó la palabra de Dios. Mucha, mucha gente a través de las edades, inclusive algunos del pueblo de Dios, han usado y torcido las Escrituras para su propia destrucción (2P.3:16). Los fariseos son un buen ejemplo de esta falacia. Ellos sabían por el texto de Dios exactamente donde nacería el Mesías, sin embargo no fueron a adorarlo. Ellos entendían que el precio de sangre no podía ser aceptado como ofrenda cuando Judas devolvió su dinero  (Mt.27:6).Sin embargo ellos fueron los que lo pagaron!  Ellos escudriñaban diariamente las Escrituras (Jn.5:39) para saber lo que estaba bien y lo que estaba mal, sin embargo no venían y se sometían a Jesús.

Cuan fácil es comer del árbol equivocado. Es muy posible  usar aún la Biblia para descubrir que es lo correcto y que es lo equivocado; lo que es bueno y lo que es malo y luego usar este conocimiento para conducir nuestras propias vidas. Los hipócritas del tiempo de Jesús no son únicos. Hoy día también encontramos muchos quienes usan las Escrituras frecuentemente, sin embargo no están realmente sometidos a Dios. Una vez que descubrimos por nosotros mismos la forma correcta y la incorrecta, somos entonces dinamizados por este conocimiento para actuar de una manera independiente. Podemos conducir nuestra propia vida de acuerdo a principios “escriturarles”.  Podemos conocer el bien y el mal por nosotros mismos y de acuerdo a eso hacer nuestras propias decisiones.  Esta clase de actividad no es solamente posible, es común. Muchos cristianos se imagina que pueden conformar su vida de acuerdo a las leyes bíblicas o a los principios del Nuevo Testamento  y de esta manera ser agradables a Dios. Ellos diligentemente estudian las Escrituras, descubren lo que es correcto y lo que es incorrecto, lo bueno y lo malo y tratan de vivir por este conocimiento. De esta manera damos cumplimiento a la Escritura “procurando establecer su (nuestra) propia justicia, no se sometieron a la justicia de Dios”(Rom 10:3).

Confío que por lo anteriormente tratado usted pueda comenzar a ver el error de esta estrategia. El asunto aquí no es “correcto e incorrecto”. Ambos están en el mismo árbol-aquel que causa la muerte. Mas bien el asunto es aprender a vivir en comunión y dependencia de Dios. El es el que debe dirigirnos. El es el que debe resolver nuestros dilemas morales. El es quien nos dará entendimiento de cómo y qué debemos hacer. Un caminar en verdadera intimidad con Dios conlleva un alto grado de inocencia de niño, no sabiendo tanto como tratar con los asuntos de la vida y todos sus problemas sino mas bien confiando momento a momento en el Padre. Ciertamente la Biblia es uno de los principales  vehículos a través de los cuales Dios nos comunicará Su voluntad. Nuestra preocupación es que debemos estar diariamente llegando a ser más dependientes de El y menos autosuficientes.  Sabía usted que la Biblia pude causar muerte espiritual? En sus páginas dice exactamente eso! Pablo nos enseña que la “letra” de la Biblia mata (2 Cor.3:6). Esto significa que es posible usar las Escrituras de una manera equivocada que ministre muerte espiritual. Si tomamos el conocimiento de la Biblia en nuestras propias manos y actuamos con él independientemente de Dios, nos convertimos en ministros de muerte y esclavitud. Como Eva podemos comer del árbol de la muerte y compartir su fruto con otros. Podemos llegar a ser gente llena de conocimiento, conocimiento de lo que es correcto y de lo que es incorrecto, conocimiento de lo que debemos y no debemos hacer, conocimiento de lo que es “escritural” y lo que está en error. Luego armados de este conocimiento podemos ir dando esta información a otros, esperando que ellos comiencen a actuar como nosotros. Este es el ministerio de muerte.

EL MINISTERIO DE MUERTE

Creo que usted puede confirmar esto de su propia experiencia. Alguna vez ha conocido usted cristianos que pensaban que lo sabían todo? Ellos estaban más correctos que ningún otro a cerca de casi todas las cosas. De las páginas del libro de Dios habían sintetizado un esquema completo de doctrina para gobernar su conducta y la de otros. Mientras que pueda haber poco de su enseñanza que parezca equivocada, hay un “sabor” a cerca de toda esta experiencia que no parece estar bien. La dulzura de Cristo está ausente.  Las actitudes y el carácter de Jesús no están dominando. Mas bien lo que se transmite es un sentido de obligación, conformidad y esfuerzo personal para tratar de alcanzar algún nivel de excelencia. Este es el ministerio de muerte. Es comer del árbol de lo correcto y de lo errado; del bien y del mal. Es usar la palabra de Dios, sin estar verdaderamente sometido a El. Obediencia a las demandas de la ley no es lo mismo que comunión  íntima con nuestro Señor. Bajo el Nuevo Pacto, falta de intimidad con Dios es realmente rebelión contra El.

El Apóstol Pablo explica que es el Espíritu quien da vida. Las mismas palabras bíblicas que podrían causar muerte ministradas por el hombre natural, cuando son usadas mientras se actúa bajo la autoridad y control del Espíritu Santo, dan vida. Pablo dijo que era un ministro de vida (2 Cor.3:6).Su uso de las Santas Escrituras no era algo derivado de su propia inteligencia. No venía del estudio y la memorización.  Aunque yo tengo confianza que él meditaba diariamente en la Escritura, él sabía cómo someterse a sí mismo a Dios. El entendía que no estaba calificado para actuar independientemente, interpretando y exponiendo las cosas de Cristo por sí mismo. El sabía cómo ser un vaso bajo el control de Jesús. Sabía cómo comer del árbol de la vida. Aquellos que entienden este secreto transmiten una impresión diferente. Este fruto también tiene un distintivo. Debajo de la personalidad de aquellos que caminan en la vida está el sentido inconfundible de lo divino. Hay algo a cerca de ellos que comunica la dulzura de Aquel a quien amamos.

EL ÚLTIMO MINUTO
 
Quizás la comprensión antes mencionada de los caminos de Dios nos pueda ayudar a entender por qué tantas veces debemos esperar  hasta el último minuto la liberación sobrenatural. Cuántas veces hemos clamado a Dios, hemos esperado y esperado y luego hemos tomado el asunto en nuestras propias manos tal como el rey Saúl en el Antiguo Testamento? Debemos aprender a depender completamente de Dios. Una y otra vez El nos probará para ayudarnos a ver cómo todavía confiamos en nuestras propias fuerzas. Como hemos visto este tema está muy cerca de Su corazón. Está en el centro de Su voluntad en lo concerniente al hombre. El verdadero cristianismo es una vida vivida en completa dependencia del Padre. Esto requiere una relación diaria y cercana con El. Sin esto, la única opción es comer del árbol prohibido y con la ayuda de su fruto dirigir nuestro propio curso. Cómo necesitamos cultivar una íntima relación con Jesús. Solo de esta manera estaremos participando diariamente de Su vida.  Es esta vida la que nos llenará y guiará a través de todo el día. Y es esta vida la que brotará de nosotros a otros en un verdadero ministerio espiritual. Jesús es la fuente de vida. El explica que si venimos a El, El será en nosotros una fuente de vida (Jn 7:38,39), burbujeando, derramándose y transmitiendo esta vida a otros en derredor. En relación a las cosas espirituales hay dos clases de “conocimiento”. Uno que podría llamarse un conocimiento a cerca de Dios. El otro es el conocimiento de Dios. El primero viene de un estudio mental de información disponible, el segundo de intimidad con El. Estos, queridos amigos, son los dos árboles. Ambos están disponibles hoy. ¿Cuál de los dos está usted escogiendo?


TABLA DE CONTENIDO

1-     El amor de Dios

2-     La oferta de la Vida

3-     Los dos árboles

4-     Las dos naturalezas

5-     La Sentencia de Muerte

6-     La Salvación del Alma

7-     El Tribunal de Cristo

8-     Montañas y Valles

9-     La Sangre del Pacto

10- Dividiendo el Alma y el Espíritu (1)

11- Dividiendo el Alma y el Espíritu (2)

12- Por Gracia a través de la Fe

13- La Imagen del Invisible

14- La Esperanza de Gloria